La inocencia robada.

2015. Durante la Segunda Guerra Mundial, los japoneses establecieron burdeles militares en los países que ocuparon. Miles de mujeres de Corea, China, Filipinas, se vieron obligadas a prestar servicios sexuales a los militares del ejército imperial japonés, fueron las llamadas “comfort women” (mujeres confort).

Las mujeres jóvenes de países bajo el control japonés eran secuestradas de sus hogares o engañadas con falsas promesas de trabajo. Una vez reclutadas, eran encarceladas en “confort stations” (estaciones de confort = prostíbulos) donde eran obligadas a satisfacer la necesidades de los japoneses.

Todo permaneció oculto hasta que en 1991 la coreana Kim Bok-dong , contó al mundo la existencia de las mujeres de confort.

En 1991 se creó el Consejo Coreano para las Mujeres Reclutadas para la Esclavitud Sexual por Japón, que exigió al gobierno japonés:

  • Admitir la existencia de las esclavas sexuales.
  • Una disculpa pública.
  • Un monumento homenaje a las víctimas.
  • Que los sobrevivientes y las familias de las víctimas reciban una compensación.

Al día de hoy siguen luchando por justicia.

Por eso nos parece oportuno publicar esta nota para que el reclamo de justicia de estas mujeres sea difundido.

 

Esclavas sexuales  de la Segunda Guerra Mundial reclaman justicia.

Se les conocía bajo el eufemismo de ‘mujeres de confort’.

Durante la ocupación japonesa en Corea del Sur, al menos 200 mil mujeres fueron esclavas de las fuerzas militares.

En el mes de abril en Tokio, Japón, algunas de las 200 mil mujeres todavía en vida obligadas por el ejército japonés a prostituirse durante la Segunda Guerra Mundial volvieron a reclamar que se reconozca su sufrimiento coincidiendo con la histórica visita del primer ministro nipón a Estados Unidos.

Conocidas en Japón con el eufemismo de “mujeres de confort” y a pesar de una disculpa oficial en 1993, estas mujeres consideran que políticos conservadores como el primer ministro actual Shinzo Abe menosprecian su sufrimiento y minimizan el papel del ejército en la esclavitud.

A Lee Yong-Soo, una surcoreana de 87 años, le gustaría estar cara a cara con Shinzo Abe este miércoles cuando pronuncie en Washington un discurso histórico ante el congreso de Estados Unidos.”Me gustaría poder sentarme en la primera fila para mirarle directamente a los ojos”, explica esta mujer desde la capital estadounidense, donde viajó pocos días antes del discurso para hacer oír su voz y las de cerca de 50 mujeres todavía en vida.

Se trata de una de las últimas “mujeres de confort” que junto a otras miles fue obligada a “trabajar” en prostíbulos militares japoneses durante la guerra.

En 1944, a los 16 años, fue capturada por militares japoneses, sobrevivió a un viaje en barco hasta Taiwán y luego fue llevada a un prostíbulo donde fue violada numerosas veces y sometida a electroshocks.

En su testimonio en 2007 ante el congreso estadounidense, Lee explicó como fue “integrada” a una unidad militar y obligada a “servir” a cuatro o cinco hombres al día.

“Cuando se detenían los bombardeos, los hombres ponían tiendas improvisadas y nos obligaban a servirles. Incluso si las tiendas volaban con el viento, los hombres terminaban haciendo lo que estaban haciendo”, explicó.

Lee Yong-Soo fue enviada a su casa al terminar la Segunda Guerra Mundial pero igual que muchas otras víctimas sufrió un angustioso sentimiento de culpa y se calló durante décadas, hasta que en 1991 un puñado de mujeres, alentadas por activistas de derechos humanos, empezaron a contar su experiencia.

Pronto se convirtió en una de las voces más prominentes entre las víctimas y en 2014 se entrevisto con el papa Francisco cuando visitó Corea del Sur.

“Abe continua mintiendo, negando el hecho de que fuimos reclutadas contra nuestra voluntad”, dijo a los periodistas.

También fue el caso de Kim Bok-dong, de 88 años, que cuando tenía 14 fue obligada a prostituirse.

“Los sábados entre las 12 y 17 horas y los domingos entre las 8 y las 17 horas había largas colas de hombres” recordaba la semana pasada desde Tokio.

Kim fue llevada desde su pueblo de Corea, que entonces era una colonia del imperio japonés, hasta la provincia de Guangdong y luego Hong Kong, Singapur, Sumatra, Malasia y Java. En todos estos lugares fue obligada durante meses a tener relaciones sexuales con los soldados.

“Ahora es el momento que Japón reconozca los errores que cometió en el pasado. Negarlos es absurdo”, asegura, y considera que Abe tiene “la responsabilidad de arreglar lo que se hizo en el pasado”. “Lo que quiero es que me devuelvan mi honor y mi dignidad”, afirma.

Nota.  Informador.Mx

Fuente: http://www.informador.com.mx/internacional/2015/589227/6/esclavas-sexuales-de-la-segunda-guerra-mundial-reclaman-justicia.htm

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