Francisco, nuestro Papa

Por primera vez un argentino tendrá la gran responsabilidad de conducir como Sumo Pontífice a 1200 millones de fieles católicos, en una elección que debe ser motivo de orgullo para nuestro país. El cardenal Jorge Mario Bergoglio adoptó el nombre de Papa Francisco, que refiere a la humildad, al desinterés por los bienes materiales y al esfuerzo dirigido a ayudar a los pobres tal como representan los simbólicos valores de San Francisco de Asís.

Francisco, cuando aún era el Padre Jorge como a él le gustaba que lo llamaran, denunció la trata de personas, el trabajo esclavo, la circulación y venta de drogas, la violencia y la inseguridad. Trabajó y brindó su colaboración por atenuar las injustas desigualdades sociales y sus consecuencias y efectos. Se comprometió con los más humildes y los más castigados. Su firme defensa con la justicia social le hizo criticar duramente la corrupción que castiga a quienes más necesitan de la ayuda de los organismos estatales.

Las primeras palabras y actitudes del Papa Francisco nos demuestran que su sencillez y humildad continuarán siendo sus rasgos característicos y que no se apartará de su línea de trabajo en pos del diálogo y la convivencia armónica entre los hombres.

“Y ahora, comenzamos este camino: obispo y pueblo. Este camino de la Iglesia de Roma, que es la que preside en la claridad todas las iglesias. Un camino de hermandad, de amor, de confianza entre nosotros”, dijo Su Santidad Francisco en su primer mensaje al mundo.

Desde nuestro Instituto pedimos acompañar la oración de un hombre llamado a asumir una máxima responsabilidad y que en su modestia pide ser tratado como uno más.

Saludamos con beneplácito y profunda alegría la designación del cardenal Bergoglio al frente de la Iglesia Católica y confiamos en la acción que, desde su papado, se hará en favor de los más desposeídos.

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