2013. “Murió en paz, rodeado de su familia”. Así anunciaba el presidente sudafricano, Jacob Zuma, la despedida del “más grande de los hijos” de Sudáfrica: Nelson Mandela. El fallecimiento del Premio Nobel de la Paz ocurrió el 5 de diciembre en su casa de Johannesburgo a los 95 años.
Nelson Mandela, nació en 1913 en Mvezo, Transkei, y perteneció a la familia real del pueblotembu, proveniente de la etnia xhosa. Su verdadero nombre era Rolihlahla Mandela. Nelson, el nombre por el que era conocido en todo el mundo, le había sido impuesto por una maestra para que lleve un nombre cristiano.
Veintisiete años en prisión convirtieron a Mandela en el símbolo carismático de la lucha del pueblo negro por la abolición del apartheid. Se perfiló como el constructor de una «nación arco iris» en el seno de la cual tanto blancos como personas de color vivirían en paz.
Conocido en su país, como Madiba (título honorífico otorgado por los ancianos de su clan) fue político, abogado e incansable luchador social sudafricano. Recibió más de un centenar de títulos universitarios honoríficos y galardones de todo el mundo. En 1994 fue elegido presidente de la República de Sudáfrica, cargo que ocupó hasta 1999, y desde allí puso en marcha una política de reconciliación nacional que cambió su país y dejó una huella imborrable en el mundo.
El 11 de noviembre de 2009, la ONU declaró el 18 de julio como el Día Internacional de Nelson Mandela en reconocimiento a su contribución a la paz y la libertad.
Su ideología era un socialismo africano: nacionalista, antirracista y antiimperialista. Fue un líder durante toda su vida de la lucha por la igualdad racial y un hombre preparado para llevar a la práctica su idea de “una nueva Sudáfrica”.
Elevado a la categoría de uno de los personajes más carismáticos e influyentes del siglo XX, su figura entrará en la historia como encarnación de la lucha por la libertad y la justicia y como símbolo de toda una nación.